30/12/10

La ley primera

Ando enojada con mis hermanos. Es como que no los banco, a ellos, sus olores, su desorden crónico, sus faltazos a ocasiones familiares, sus novias, sus ostentaciones de pito grande, sus peleas. No sé, no los aguanto más.

Pero el más menor hoy cumple 16 añitos, y me hizo recordar el día que lo fuimos a ver al hospital, lo lindo que era de bebé, ese corte al estilo Carlitos Balá que él odia pero que le quedaba adorable, esa mecha mal cortada que se dejó en la pubertad y hoy también resiente.

Puedo enojarme lo que quiera, pero creo que va a ser el único hombre que logre que yo estudie biología hasta las 4 de la mañana, el único al que le voy a pedornar esos horribles ronquidos, el único que me va a desenojar con una simple carita de cachorro mojado.

Después de todo, es el primer ser humano al que le cambié los pañales...

PD: En un día como hoy, tan lindo para mí, no puedo dejar de pensar que muchos otros hermanos están llorando a los suyos, que se fueron a un recital y no volvieron más. Para ellos, un fuerte abrazo desde este espacio.

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