4/12/10

Enfermito

Mi hermano menor tiene 16 años. Es un bombón, más allá de que presume tener pito largo y de llevarse 7 materias por año. Practica rugby y por eso se cree muy recio, pero en general es bastante tierno.

El miércoles levantó fiebre mal, al punto que después de un día entero a ibuprofeno cada seis horas, el termómetro seguía clavadito en 39º. Mi mamá y yo nos preocupamos, nos turnamos para cuidarlo, hasta que se le pasó y volvió a ser el mismo pelotudo que de costumbre.

Y estas fueron algunas de las charlitas que mantuvimos en este tiempo:

4 a.m. Conversación entre hermano (delirando de fiebre) y mamá (intentando dormir)
H: Má, má
M: Qué?
H: Me olvidé de apretar...
M: De apretar qué?
H: El termómetro (¿?)
M: No tenés puesto el termómetro...
H: Ah, con razón...

11 p.m. Conversación entre hermano (ya recuperado y hecho el mismo boludo de siempre), mamá (harta de tener tres hijos adolescentes), y yo.
Y: Boludo, cómo me pateaste hoy a la mañana. Sos un burro!
H: Sí, eso me dicen en el vestuario...
M: ...y en el colegio...

11.30 p.m. Conversación entre mamá (que ya no le cabe media) y hermano (al borde de ser fría y lentamente asesinado)
M: Dónde está el termómetro?
H: (cara de pánico) Ehhh...ahí...pero ocurrió un accidente...
M: Ay, no...
H: (circunspecto) Sí, se le rompió la puntita.

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