11/6/10

Periodismo independiente

Extraño el driario Crítica con toda mi alma. Me había acostumbrado a leerlo todos los días, y ahora que no está, no me puedo sacar el vicio. Probé con Clarín y La Nación y me parecieron PATÉTICOS, horribles en cuanto a lo ideológico y a lo periodístico. Hace unos días que trato de amigarme con Página 12, amistad que llegó hasta hoy.

Primero, aclaro que no soy patriota (no creo en el concepto de patria), soy atea (ni en Dios ni en Maradona creo, y mucho menos creo que algunos de los dos sea capaz de sacar campeón al Seleccionado argentino), y me importa tres velines los resultados de este Mundial.

Ahora sí, volviendo a Página 12...resulta que ahora que compramos el fútbol (sí, señora, compraMOS, usted y yo, con nuestros impuestos, en lugar de hacer escuelas de frontera, compramos fútbol) que no te guste el fútbol es antipatria. Antipatria por no decir golpista, de derecha, elitista, oligarca, etc.

Este autoproclamado "medio de comunicación" sale con una nota bellísima cuyo copete es: "Los principales encuestadores analizan para Página 12 el impacto que el Mundial tendrá sobre los argentinos. En medio del fervor generalizado (sólo el 9%, incluidas las mujeres, se declara ajeno al fútbol), favorecido por el crecimiento económico expresado en la venta récord de LCD, los consultores desmenuzan los efectos políticos y sociales de la fiesta y los probables ganadores y perdedores"

POR DÓNDE EMPEZAR????

1- Qué lindo que Página 12 tenga tanto dinero al pedo para pagarle a esos encuestadores, para que hagan esa encuesta.

2- Me pregunto cómo afectará a la vida de los argentinos el resultado de la encuesta.

3- ¿¿INCLUIDAS LAS MUJERES?? ¿Ustedes son los mismos hijos de puta que después sacan notas sobre identidad de género?

4- Si sólo un 9% se declara ajeno al fútbol, estamos casi casi frente a una democracia de base, no? Me pregunto si habrán ido a entrevistar a los tobas de Formosa, por ejemplo. Quizá así dirían "9% (incluidas mujeres y otros engendros que no saben nada de la vida)".

5- Qué suerte que el Mundial nos ayude tanto económicamente, por la venta de LCD. Acaba de subir el PBI un 50%, se viene el aumento de sueldos, tanta riqueza producida va a desbordar y va a llegarnos a todos. Viva la clase media!! (Dónde mierda se producen esos LCD, idiotas? Ahhhh en un país industrializado, no?? O sea que estamos enriqueciendo a otro país con nuestro fervor patriótico?)

6- Los encuestadores son TAN serios que van a analizar tanto los efectos políticos como los probables ganadores. Una mezcla de Lanata y Bonadeo.

Luego sigue con otras joyitas..."Pan y circo, alienación, despolitización, denuncian académicos y políticos elitistas" (podrían haber dicho sinceros o serios, pero no, dijeron elitistas). Por suerte ellos no son elitistas, así que llenaron el diario con más de seis noticias sobre el Mundial.

Che...pero se agarron a trompadas un grupo de pibes y un tipo...no hicieron notas con psicólogos, sociólogos, y demases?

NO, estamos ocupados festejando el Mundial.

Viva el fútbol.
Viva Maradona.
Viva el 6-0 a Perú.
Vivan las torturas durante los goles en el Monumental.
Viva la Patria.

6/6/10

Polisemia

Para los que hacen los subtítulos de las pelícilas yanquis, la palabra "fuck" tiene múltiples traducciones: púdrete (fuck you), joder (fuck), ¿estás bromeando? (are you fucking with me?), maldito (fucking), mierda! (fuck).

Igual no los critico, yo no sabría cómo cazzo traducirla. Y encima los yanquis dicen fuck cada tres palabras.

5/6/10

Comprate una letra

Marta Sánchez, todo bien, pero después de "Vivo per lei" no podés cantar una canción que se llame "Colgando en tus manos".

Sí, así. Colgando en tus manos, cual Rose y Jack en la cubierta del Titanic. Colgando, señores, no agarrando ni ni nada. Colgando.

Y cada seis segundos un coro avisando: cuidado, cuidado...

3/6/10

Presente

Hoy vi en Encuentro un programa en el que Soulé hablaba de cuando compuso esa canción tan sencilla y tan hermosa que es "Presente" con una guitarra tirada a la intemperie. Qué sé yo, me sentí un poco más viva.

A veces hay que volver a escuchar esas canciones que te devuelven a la realidad, al presente...

2/6/10

Una desempleada más

Vamos a prescindir de tus servicios, me dijo. Con la cara impasible, sólo un dejo de desprecio. De tus servicios, dijo, no de tu trabajo. Servicio. No pude evitar estar de acuerdo. Claro que iban a prescindir de mis servicios. Prescinden tanto tanto tanto de mi servicio -que nunca lo tuvieron realmente.

Llegué a este colegio por un aviso en el diario, y por la simple improbabilidad de terminar dando clase gracias a un aviso del Clarín, creí que fue un golpe de suerte. Sí, tengo una enana maldita metida en la cabeza que a veces me hace pensar esas cosas, ver ciertos eventos como afortunados. Darles el gusto de ser fundacionales.

"Hoy me cambia la vida", me dije ese día.

Volvía en el subte leyendo un libro de Caparrós (extraño descubrimiento este Caparrós, como si estuviera leyendo mis pensamientos en mejores palabras). Volvía y pensaba que eso no lo iba a extrañar: el ir y venir de la gente consumiendo el aire rancio viciado poco aire del subte. Tenía un malestar general: ayunas, pesar, alivio, bamboleo del subte, y ese aire viciado que parece desecho del aire de verdad, el que respiran los que están afuera.

Me doy cuenta de que yo también estoy afuera ahora. Soy de los de afuera.

No había lugar para estar con el libro abierto: la gente se amontonaba y yo porfiada con mi masacote desafiando a la física. Sentía que el viaje por el Interior de un perfecto extraño -uno tan conocido- podía ser lo único, en ese momento, que me devolviera los pies a la tierra.

¿Voy a extrañar?

Pienso en mi compañera, la muchacha de Cortázar. La que más sabía ese idioma espantoso del cual reniego -cuándo no- pero que, en definitiva, siempre fue mi herramienta laboral. De repente me hace sentir muy poco, casi nada, ser sólo una boludita con conocimientos de inglés. Parece que es así: lo único que me diferencia de cualquier otra boludita es el conocimiento del inglés. Y pensar que yo me puse el guardapolvo y me pesó mil kilos, vi la tarea a la que me enfrentaba como una hercúlea responsabilidad. Y la vi, a la vez, tan noble, tan apasionada, tan llena de ideales: tan yo. Me sentí tan en mi lugar dentro de ese guardapolvo.

¿Voy a extrañar?

Y no, sacarme el guardapolvo no me costó tanto como volver a mi casa y constatar que yo también me había hecho un poco amiga de la rutina. Que no sabía qué hacer con el tiempo ahora libre. Recordar que odio estar sola.

Recordar a mi compañera, las miradas alentadoras cuando la otra taradita defendía al proceso, cuando la solterona se quejaba de las gordas del gym, cuando la cagona nos gritaba en mitad del patio. Recordarla así, compañera, no amiga colega conocida: compañera. Con toda la fuerza que esa palabra tenía en personas como nosotras, en ese lugar.

¿Voy a extrañar?

Llego a casa y me siento en el sillón con un café con leche. Los mismos mails en la casilla, el mismo atado de cigarros que todavía no se me terminó, el mismo libro llamándome a gritos desde el morral.

Nada cambió. Sólo que ahora, soy una desempleada más.