2/6/10

Una desempleada más

Vamos a prescindir de tus servicios, me dijo. Con la cara impasible, sólo un dejo de desprecio. De tus servicios, dijo, no de tu trabajo. Servicio. No pude evitar estar de acuerdo. Claro que iban a prescindir de mis servicios. Prescinden tanto tanto tanto de mi servicio -que nunca lo tuvieron realmente.

Llegué a este colegio por un aviso en el diario, y por la simple improbabilidad de terminar dando clase gracias a un aviso del Clarín, creí que fue un golpe de suerte. Sí, tengo una enana maldita metida en la cabeza que a veces me hace pensar esas cosas, ver ciertos eventos como afortunados. Darles el gusto de ser fundacionales.

"Hoy me cambia la vida", me dije ese día.

Volvía en el subte leyendo un libro de Caparrós (extraño descubrimiento este Caparrós, como si estuviera leyendo mis pensamientos en mejores palabras). Volvía y pensaba que eso no lo iba a extrañar: el ir y venir de la gente consumiendo el aire rancio viciado poco aire del subte. Tenía un malestar general: ayunas, pesar, alivio, bamboleo del subte, y ese aire viciado que parece desecho del aire de verdad, el que respiran los que están afuera.

Me doy cuenta de que yo también estoy afuera ahora. Soy de los de afuera.

No había lugar para estar con el libro abierto: la gente se amontonaba y yo porfiada con mi masacote desafiando a la física. Sentía que el viaje por el Interior de un perfecto extraño -uno tan conocido- podía ser lo único, en ese momento, que me devolviera los pies a la tierra.

¿Voy a extrañar?

Pienso en mi compañera, la muchacha de Cortázar. La que más sabía ese idioma espantoso del cual reniego -cuándo no- pero que, en definitiva, siempre fue mi herramienta laboral. De repente me hace sentir muy poco, casi nada, ser sólo una boludita con conocimientos de inglés. Parece que es así: lo único que me diferencia de cualquier otra boludita es el conocimiento del inglés. Y pensar que yo me puse el guardapolvo y me pesó mil kilos, vi la tarea a la que me enfrentaba como una hercúlea responsabilidad. Y la vi, a la vez, tan noble, tan apasionada, tan llena de ideales: tan yo. Me sentí tan en mi lugar dentro de ese guardapolvo.

¿Voy a extrañar?

Y no, sacarme el guardapolvo no me costó tanto como volver a mi casa y constatar que yo también me había hecho un poco amiga de la rutina. Que no sabía qué hacer con el tiempo ahora libre. Recordar que odio estar sola.

Recordar a mi compañera, las miradas alentadoras cuando la otra taradita defendía al proceso, cuando la solterona se quejaba de las gordas del gym, cuando la cagona nos gritaba en mitad del patio. Recordarla así, compañera, no amiga colega conocida: compañera. Con toda la fuerza que esa palabra tenía en personas como nosotras, en ese lugar.

¿Voy a extrañar?

Llego a casa y me siento en el sillón con un café con leche. Los mismos mails en la casilla, el mismo atado de cigarros que todavía no se me terminó, el mismo libro llamándome a gritos desde el morral.

Nada cambió. Sólo que ahora, soy una desempleada más.

2 comentarios:

  1. Tranquila! todo pasa.... alguien dijo alguna vez: "las grandes oportunidades se presentan una sola vez en la vida, pero si se te llegan a dar por segunda vez, entonces tené por seguro que habrá una tercera".... yo en tu lugar buscaría mi segunda gran oportunidad que me garantice mi tercera!
    je!.... las personas fuertes no son las que no caen nunca, sino las que siempre se vuelven a levantar!... Arriba! todavía no estás muerta!! y lo que no te mata..... bueno, mejor dejamos los dichos acá.... ;)
    En fin... sólo quería agradecerte por pasar, y en cuanto a tu comentario, es cierto, la mentira suele ser un mecanismo de defensa, pero al final del día, vistas como la vistas, es siempre una mentira...... La mentira a la que hago referencia a la omisión en la que incurro por no confesarle mis sentimientos a la mujer que amo... a veces pienso que ella merece y tiene derecho a saberlo... pienso que todos los amigos que tenemos en común también lo merecen... creo que todos merecemos saber la verdad, por eso el silencio es una forma de mentir, fingir que somos amigos es una forma de mentir, incluso el simple y común hecho de darle un beso en la mejilla cuando me muero por partirle la boca de un beso es mentir.... pero bueno, para leer de mi situación está mi blog, verdad? no alargo más este comentario....
    Un beso grande!!! Y ojalá mañana sea un día mejor! y si no es así, tampoco importa, tenés 21 años y muchísimos mañanas por vivir!

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  2. Nacho, gracias por la onda de tu comentario. De hecho, "mañana" ya pasó, y, tal como pronosticaste, hoy es un día mejor.

    Se me ocurren muchas cosas para decirte acerca de ese amor silenciado, pero creo que las sabés. No lo hagas por ella ni por tus amigos: hacelo por vos.

    Sabés qué lindo es saber que uno hizo todo lo que pudo, que no tiene asignaturas pendientes?

    De cualquier modo, gracias a vos por pasar. Me encanta tu blog, así que espero que te guste el mío!!

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