12/8/11

Yo te agradezco porque aquí estoy...séh, claro.*

-Má, mirá! Los Reyes Magos!
-No hija! Son los fucking CUATRO JINETES!

Ojo, soy re ecologista y esas cosas. Soy scout desde chiquita y por tanto aprendí a respetar (no cuidar, no necesita que la cuiden) a la naturaleza. Soy de las que usan poquita agua para lavar los platos, las que antes de irse de un lugar silvestre se asegura de no haber dejado basura, las que a su paso apagan luces y artefactos innecesarios.

Pero hoy, cuando justo 12.30 hs. la naturaleza decidió cagarme a piedrazos, le dije corto mano corto fierro, y decidí iniciar incendios forestales, tener un par de monocultivos y poner una bomba en cinco o seis centro de reciclaje.

A ver si nos entendemos: estaba caminando con mi paraguas abierto, hasta que me di cuenta de que no era necesario. No llovía. La niebla era espesa y daba la sensación de estar metida en una nube. Pero, epa, no llovía. Ahora, después del caos total, lo defino como la calma previa a la tormenta.

Yo vivo muy cerca de la autopista 25 de Mayo (para los que no saben: esa que apareció toda la tarde en TN, siendo bombardeada por DIOS), y se me ocurrió mirar hacia allí. NEGRO. Pero sabés lo que es negro? Bueno, así. Más al sur todavía estaba "soleado", y zurda como soy, me gustó la metáfora.

Comencé a caminar rodeando el parque. Dentro de mi morral llevaba papeles importantísimos del colegio para entregar en la Dirección de Títulos. Una corazonada que afortunadamente obedecí, me dijo que era mejor si resguardaba mi morral entre mi ropa y mi saco. Momentos después, un terrible relámpago surcó el cielo. El principio del fin.

Yo no sé cuántas veces han visto un relámpago literalmente surcar el cielo. Yo, como les decía, desde chica estoy acostumbrada a la vida en la naturaleza, y he visto varios. Por eso no me asusté. Una mina delante de mí gritaba "EL RAYO, EL RAYO", y yo me cagué de risa por dentro. Otra señora increpó a un joven feriante (dícese de quien tiene un puesto en una feria) y lo instó a salir de su refugio de metal, atractivo para las descargas eléctricas celestes. Me reí un poco más.

A esa altura, ya era de noche. Noche noche.

Empiezo a caminar a la par de una mina que, porfiada, no abría su paraguas, mientras le relataba a alguien a través de su celular, la calamidad del clima. Yo iba concentrada pensando en que a veces la emoción de sentirnos protagonistas de un desastre y las ganas reprimidas de ser cronistas, pueden más que nuestro propio raciocinio. La realidad apoyó mi teoría: le mandó a la mina, justito en el medio de su cabeza, un terrible canto rodado de hielo.

Me acerqué (soy buena piba, eh) y le ofrecí refugio debajo de mi paraguas, que es made in el averno y no sirve ni de parasol, pero la buena voluntad estaba. Ella me agradeció pero, cortando previamente con su interlocutor, abrió su propio paraguas. Y fue el momento. Creo que el Universo esperó pacientemente a que la mina diera por terminada su conversación para castigarnos por la revolución neolítica, la industrial, la tecnológica y demás logros de la civilización.

Oime, o leeme bien: las piedras caían en todos los sentidos. Tengo tres, sí, TRES moretones en mis piernas por el vandalismo climatológico. Busqué refugio debajo de una sombrilla gigante de un feriante, pensado por dentro en las advertencias de aquella señora y pidiendo por favor que a la física no se le ocurriera vengarse de mi altanería.

Era una visión apocalíptica.

Mirá que la otra vez, cuando cayeron árboles y techos de estaciones de servicio, me sentí un poco presa de mi adrenalina, tipo con ganas de ser bombera o paramédica. Pero no me asusté. Esta vez, en cambio, se me llenó el coccis de preguntas y rogué que pasara rápido. Los putos de TN dijeron que duró segundos. Claro que sí, 8921751736 segundos, es decir, una fucking eternidad. Y los hielazos a las piernas. Y el viento llevándose paraguas. Y los vecinos de los edificios mirando la tormenta desde los paliers, mientras que el portero se aventuraba a salir y recoger un par de piedritas, para satisfacer las ansias de aventura de las amas de casa.

La piedras caían y cuando llegaban al suelo se partían, haciendo que el parque estuviera cubierto de una densa bruma blanca de por lo menos medio metro. Juro que nunca, pero nunca nunca vi algo así. Creeme que quería irme a mi casa (los papeles del morral ya estaban inevitablemente arruinados) y no me animaba a salir.

Cuando paró el granizo, me fui casi corriendo, empapada (porque la lluvia seguía, y fuerte), metiéndome en todas las pequeñas lagunas artificiales que se formaban en las esquinas, porque el sistema de desagote no alcanza. No me importó, en una me resbalé, seguramente ocasionando más de una mirada de compasión, y seguí.

Y sabés qué? Apenas entré a casa, la lluvia paró. Sé.
Y sabés otra cosa? Dicen que la hecatombe fue en el sur, cagate de risa de mi piolada zurdita. Mientras que yo era víctima del ataque de los mil cubitos, en Núñez apenas si llovía. Para mí que lo poquito que llovía eran plumitas de colores, muchos brillos, burbujas, y haditas que concedían un deseo al primero que tocaran, pero no lo dicen para evitar una revolución social.

Nada, reitero mi amenaza. Naturaleza hija de puta, ya no me contás entre tus amigos. Y como le digo a todo el mundo: nadie quiere tener a una conchuda como yo de enemiga. Estás advertida, y el que avisa no traiciona.

*este es un relato pormenorizado de la situación tormentosa que viví el día de la fecha. Imagino que te importa tanto como saber cuál es la capital de Kazajistán o la formación de Arsenal del '68. Te aviso así no te comés un bodrio.


2 comentarios:

  1. ¿¡Moretones en las piernas!? WTF!
    Yo en zona oeste lo viví desde la tranquilidad de mi hogar, temiendo que las piedras que rebotaban en el techo rompieran los vidrios de las ventanas. Filmé un videíto y todo! (creo que terminé queriendo ser otra cronista pelotuda...)

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  2. Puede ser increíble no?
    Pero la capital de Namibia o la formación del Peñarol del 68, es cierto; si; podrían tener la misma importancia que tus moretones en las napiers; sí, justamente la misma. Asi que no te me defendás con el epígrafe tardío por que ya lo había leido tudo. Sin duda las mejores fotos solo las saca la mente. Ví el parque, no sé cual, con medio metro de piedritas. Ví el tipo rescatando para mostrarle a los hijos, el ejecutivo embroncado por el abollón en el capó del auto; Pero lo mejor de todo
    es que te ví a vos. Te ví.

    Abrazous!

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