11/8/11

Me gusta tanto que te guste

Dale, si querés podés musicalizar este post con esta canción. No es de las mejorcitas, eh...pero da el pie justeli.

Hoy me puse a pensar en lo mucho que me gustar dormir. Y dormí un montón, pero mal, tanto que me da vergüenza decir la hora a la que amanecí.

Después me di cuenta que me encanta salir de la rutina culinaria, y me zampé una porción de torta con un mocaccino de "desayuno". El almuerzo fue bastante más tarde, casi una merienda, y consistió en un pedazo de queso con rodajas de tomate y un par de hojitas de albahaca.

Me pasa que me gusta soñar despierta cosas que no da soñar, y novié con él imaginariamente todo el viaje en subte, pensando...no, pensando no: esperando que un día de éstos llegara a mi casa y se le ocurriera cantarme todo el repertorio de Iván Noble en la guitarra.

En el laburo me di cuenta que me gusta, debo admitir, sentarme al fondo del aula. Sé que no se hace, y me importó tres cuernos, lo hice. LA PAZ.

Cuando voy a lo de mi amiga, me gusta tomar mate indiscriminadamente. Es como que con amigas, una debería llegar, tomar mate ininterrumpidamente, y luego irse. Cenar, por ejemplo, es restarle tiempo al mate. Hoy la convencí de poner la pava a menos de diez minutos de finalizada la cena. Terminó accediendo a bajar las pechugas de pollo con unos amargos.

Llegué a mi casa y decidí que nunca más me voy a avergonzar por ser noctámbula, por más que eso signifique ir al revés del mundo y usar mucha energía eléctrica. Y lo pienso sostener, ojo. Es la una y yo todavía no me puse a hacer las cosas del laburo, lo que significa que me esperan tranqui tres horas más. Feliz.



Después de todo, termino entendiendo que el gran problema de mi vida no son mis gustos particulares, sino ceder siempre, siempre, siempre ante cada uno de ellos. Puro ello, diría mi profe de psicología.

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