30/9/11

Another brick in the wall

OK, voy a hablar de algo que seguramente no le importa a nadie. Pero hostia, no me puedo quedar callada. Así que siendo fiel a mi vocación, mi personalidad y el espíritu de este blog (un poco dejado de lado luego de haber encontrado trabajo y ser, por tanto, consumida por los fuegos eternos del capitalismo), paso a desarrollar el tópico.

Lo que pasó el otro día en Pergamino no puede ser. Y no me refiero a los abuelos que se fifaban bebés (WTF?? Qué mierda pasa en Pergamino?). Me refiero a algo menos repugnante, pero no por eso menos grave.

UNA MAMÁ LE ROMPIÓ LA CARA AL DIRECTOR DE UNA ESCUELA. CON UN CAÑO DE GAS.

Así, cortito y al pie.

(quémierdatepasaporlacabezalaconchadetumadrecómoseteocurreadelantedetuhijonopodés)

Ufff, bajo un cambio. De hecho, bajemos todos un cambio. No digo que el tipo sea fenomenal, que se haya casado virgen y que pase su tiempo libre dándole de comer a niñitos huérfanos. No, todos tenemos nuestras miserias y él no debe ser la excepción. Incluso no sé si no da qué pensar su modelo de gestión, pero ese es otro tema.
Tampoco me voy a poner a decir que las escuelas son el Nirvana en la tierra, que los muros escolares las alejan de una realidad de mierda, o que dentro de ellas todo es un lecho de rosas. No, claro que no.

PERO AL MAESTRO NO SE LE PEGA.

Punto.

A ver, esto es una regla de juego. Sí, es una ley, lo indica la moral, la ética, las buenas costumbres. Todo lo que quieras. Pero es fundamentalmente una regla de juego. Es uno de los principios sin los cuales el sistema educativo no puede funcionar (y eso que ya no funciona!). Si no podemos respetar algo tan básico como la integridad física de los educadores, ¿por qué nos molestamos en llevar a los pibes al colegio? ¿De qué sirve?

Acá hay algo muy turbio que está pasando hace mucho tiempo, y que, por supuesto, no empieza ni termina en la escuela. Este caso es uno más de la violencia desmedida e innecesaria que se ha vuelto el pan nuestro de cada día. Aun así, creo que es importante que todos nos llamemos a la reflexión, que bajemos un toque, que frenemos la boludez y hablemos en serio. Lo que tenemos en juego son las próximas generaciones, que si están para el orto es por culpa de quienes se han encargado de enseñarles la ley de la selva, de vapulearle sus derechos y de ningunear su cultura generacional. Pero ese también es otro tema.

Tenemos que tratar de entender que la educación de un pibe es una responsabilidad compartida entre la familia y el Estado y que, por lo tanto, es necesario hacer un contrato entre ambos. Sí, vos estarás pensando que el contrato no existe, y que si existe, pues ninguna de las dos partes están dispuestas a respetarlo. Bueno, puede ser. El problemita es que quienes tienen el deber de mediar entre un Estado que hace política educativa desde una oficina con aire acondicionado y las familias en una situación de vulnerabilidad social cada vez más grave, sabés quiénes son?

LOS MAESTROS.

Yo propongo, entonces, que dejemos de romper las pelotas porque sí y tratemos de construir un poco este proyecto que es comunitario, que en mayor o menor medida nos afecta y beneficia a todos. No dejemos de criticar, pero hagámoslo desde el respeto, no dejemos de participar, pero confiemos en quienes se prepararon para educar. Y sobre todo, dejemos de usar a los pibes como rehenes de nuestra propia incompetencia e imbecilidad. Yo me resisto a creer que el hijo de esta pelotuda sea uno más que no vale la pena. Pero más de uno debe pensarlo, especialmente luego de verlo amenazar a su director con un cuchillo. Yo no, y somos muchos los que dejamos nuestra energía en seguir apostando por estos pibes. ¿Y sabés qué reconocimiento social tenemos? Jajajajaja, reconocimiento social. Cláh.

Nada más. Dejo abierto el debate que me encantaría que surgiera. Si vos estás leyendo y tenés una opinión, compartila, por más que jamás hayas leído este blog. Copate.

Y a la señora esta de Pergamino, con todo respeto, VÁYASE BIEN A LA RE PUTÍSIMA MADRE QUE LA RE MIL RE PARIÓ, sí? Gracias.

2 comentarios:

  1. Comento porque escribiste bastante, y es una lástima que tantas palabras no tengan al menos una respuesta

    1- El hecho en sí: la única explicación razonable que se me ocurre a estos ataques, contra profesores, que se vienen repitiendo hace rato, es la sociedad en la que vivimos. Nos cagan nuestros jefes, políticos y todo aquel que tenga una mejor posición que la nuestra, y el que está igual te caga para superarte, no sea cosa que vos lo cagues primero. La mujer reaccionó contra el director, pero pudo haber reaccionado contra su jefe, su marido o el colectivero que se pasó el semáforo en rojo y casi la atropella. Le tocó al director, por eso se agrava todo esto.

    2-La educación: todo se degeneró con el Polimodal, y el cambio que se hizo de volver al Secundario es solamente de nombre: los libros son los mismos (Sarmiento es un héroe, y si uno lee por interés propio se entera todo lo contrario), los maestros ganan una miseria, las escuelas se caen a pedazos. Todo sigue igual, y va para peor, porque los que hoy están en un aula, mañana sostienen al país.

    Solución: para todo esto, para la educación, salud, seguridad, y la economía, que es lo interesa a todo el mundo, y no por burgués, es algo natural, si yo trabajo espero algo a cambio, es un gobierno de izquierda. Si se va al caso concreto, me quedo con Altamira, no con Ripoll o Solanas, pero eso es otra historia.
    Pero cuidado, porque etiquetaste esto como “renegadísima, revolución” y nunca hay que creer en la violencia política, ni de izquierda ni de derecha. Uno podrá admirar a Lenin o al Ché Guevara, pero eran otros contextos. No quiero parecer tu papá o tu abuelo, pero calmate. Mauro.

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  2. Mauro: agradezco tus palabras. Te anticipo que escribo esta respuesta desde las profundidades de mi angina, así que si soy incoherente, sabé entender que son las bacterias y no yo, jajaj.

    Mmmm...no sé si adhiero a lo que postulás acerca de la violencia como respuesta al maltrato y la explotación. Sí, quizá, en algunos casos, en algunos niveles. En este me parece que no aplica. Creo (mirá qué anti progre voy a sonar ahora) que la violencia hoy por hoy es un fin y no un medio: me enojo y pego, porque sí, porque si pego soy más fuerte. No sé si en la mente de esta mujer estaba el "pego porque sino nadie me escucha". pero bueno, es un debate largo.

    Respecto de la educación, no creo que el problema pase por el secundario/polimodal o los manuales de historia. Es global. Seguimos insistiendo con un modelo obsoleto que NO FUNCIONA. A veces soy buena y pienso que es porque no encontramos una alternativa superadora. Otras veces soy más suspicaz y creo que es pura ineptitud y ausencia de autocrítica. La mayoría de las veces soy simplemente conchuda y creo que es adrede, simplemente porque la educación pública, laica y gratuita dejó de ser un tema de agenda hace años.

    Y respecto a tu último punto, dejame decirte que estoy sumamente de acuerdo. La violencia no lleva a nada y sólo genera resentimientos y sed de venganza. Yo no me quedo con Altamira ni con Ripoll ni con Solanas, pero bien lo dijiste...es un tema aparte. Ahora, que yo sea renegada o que apueste por la revolución no me hace defensora ni practicante de la violencia. Todo lo contrario. Soy educadora en el sistema formal e informal, y esa es mi revolución. "La educación es la única revolución no violenta" dijo, si no me equivoco, Olga Cossettini. Quien cree que hacer la revolución es agarrar un fusil y salir a matar opositores, pues nunca estuvo 9 meses remando en dulce de leche repostero para lograr que 20 nenes de 7 años entiendan la multiplicación. La educación te da paciencia, templanza, y el respeto por la vida humana suficiente como para no querer, jamás, lastimar a otro ser humano.

    Gracias por tus palabras, de nuevo.

    PD: al Che lo banco pero no lo sigo, eh, ojo. Que la vocación de mártir me parece la vocación más pelotuda del mundo.

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